Desmontamos una de las leyendas urbanas que circulan por la red: “los implantes han de cambiarse cada 10 años”.
Es uno de los grandes mitos que circulan: “hay que cambiar las prótesis de mama cada 10 años”. Empecemos por el principio: ¿de dónde procede la creencia? “Hace cuestión de 6 ó 7 años la Agencia del Medicamento Americana, más conocida como FDA, recomendaba vigilar radiológicamente los implantes de pecho cada 10 años. Y esto se fue mal interpretando hasta llegar al falso mito”, apunta la cirujana plástica Isabel de Benito.
Vida media
Las prótesis actuales cuentan con una tecnología y materiales mucho más avanzados y perfeccionados que antes. Son de gel cohesivo, se deforman menos y no provocan pliegues. “La vida media de un implante bueno hoy en día, es decir de fabricantes como Allergan y Mentor, es de unos 15 años, pero pueden llegar a durar hasta 25 años”, asegura la doctora De Benito.
¿Para toda la vida?
Ahora bien, no hay que llevarse a engaño. Los únicos que son para siempre son los diamantes. “No hay implantes en el mercado, ni los de titanio que se ponen en las caderas, que duren toda la vida”, advierte la Dra. De Benito. Aunque el fabricante dé una garantía de por vida, “hasta un 6% de las prótesis de pecho se rompen a los 10 años, por defectos de fabricación y por el hecho de estar sujetos a la acción química e inmunológica del cuerpo. El organismo es por sí mismo súper eficaz para eliminar las cosas que le son extrañas”, advierte la cirujana. Además, los implantes que se ponen hoy estarán obsoletos dentro de 20 años: “en dos décadas se pondrá otra cosa que supere a lo que tenemos actualmente”.
Operación Renove
Entonces, ¿cuándo hay que cambiarlas? “En realidad no hay que cambiarlas mientras no den problemas –contractura capsular muy avanzada, mal posición, seroma o inflamación-, pero sí que hay que comprobar, anualmente mediante prueba de imagen, si están bien”, aconseja De Benito. Existen dos pruebas muy eficaces. La primera es la ecografía: “no radia la mama, es barata –tiene un coste aproximado de 70 €-, y forma parte de las pruebas de cualquier revisión ginecológica”, detalla al experta. Y la segunda es la resonancia magnética: “cuando tras la ecografía surgen dudas se recomienda ésta, tampoco radia la mama, es mucho más sensible para detectar problemas en la cubierta, pliegues, roturas o la existencia de líquido alrededor de la prótesis. Eso sí es más cara –alrededor de 500 €-“, apunta la doctora. Ambas pruebas permiten diagnosticar precozmente cualquier problema.
A tener en cuenta
Tras una cirugía de aumento de pecho hay que quedarse con la tarjeta identificativa de las prótesis: “en ella aparece el nombre del fabricante y dos pegatinas en las que constan las características: forma, volumen y trazabilidad. Tenerla supone detectar antes un problema en caso de surgir”, aconseja la Dra. De Benito. También hay que someterse a una ecografía anual para comprobar el estado de los implantes, así como “evitar la realización de deportes de impacto que comprometan el músculo pectoral, como el boxeo; tampoco debería dormir boca abajo; si se va a realizar una mamografía tiene que avisar antes para evitar su rotura con la presión; y si va a realizar ejercicio, utilizar un sujetador deportivo adaptado a la actividad que practique”, aconseja la experta.
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