"El amputado de extremidad inferior tiene una baja calidad de vida en el campo físico y psicológico, mayores alteraciones posturales en las extremidades inferiores, alteración o pérdida de la sensibilidad y altas temperaturas en la extremidad del muñón de la amputación, y sobrecarga durante la marcha". Esta es la principal conclusión de un estudio inédito en España elaborado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, la Universidad Santa Catalina, de Florianópolis, en Brasil, y la Asociación Nacional de Amputados de España (Andade), con sede en Aldeamayor de San Martín (Valladolid).
La investigación, que lleva por título Valoración del daño corporal en amputados de miembros inferiores, está financiada por la Fundación Mapfre y para llevarla a cabo se ha evaluado a 28 adultos de ambos sexos, con amputación de diversos niveles y etiología, muñón estable y uso de prótesis con marcha independiente (sin la ayuda de muletas o bastones). Las pruebas se realizaron en Valladolid el pasado año y en ellas participaron pacientes de toda España, a quienes se valoró la sensibilidad del muñón, la temperatura, la marcha y los vicios posturales, así como la calidad de vida a través de un cuestionario validado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De las 100 preguntas originales se seleccionaron 26 que abarcan cuatro áreas: el campo físico (dolor y molestias, energía y fatiga, sueño y descanso, actividades diarias, dependencia de medicamentos y tratamiento médico, capacidad para trabajar), psicológico (sentimientos positivos y negativos, pensamiento, aprendizaje, memoria y concentración, autoestima, imagen de sí mismo, espiritualidad, religiosidad y creencias personales), social (relaciones personales y de apoyo social, actividad sexual) y medioambiental (seguridad física y protección, vivienda, recursos financieros, asistencia sanitaria y social, disponibilidad y calidad, oportunidades para adquirir nueva información y habilidades).
Pruebas realizadas
Así, tras las pruebas de sensibilidad en el muñón y miembro inferior, la evaluación postural, acelerometría y termometría, los resultados revelaron que la calidad de vida de estos pacientes, en el ámbito físico y psicológico, está por debajo de la media del país. Sin embargo, en el plano social y medioambiental el promedio se ha situado por encima de la media de la población española. Tan sólo dos amputados presentaron sensibilidad normal para todos los dermatomas y muñones analizados. Se evidenció que las mayores alteraciones de sensibilidad o pérdida, en los 26 amputados restantes, se localizó en la extremidad de los muñones.
Las mayores desalineaciones se encontraron en los segmentos de las extremidades inferiores, en el ángulo entre el trocánter mayor del fémur, línea articular de la rodilla y maléolo peróneo, así como en el ángulo Q derecho e izquierdo, sobre todo en el caso de los sujetos con amputaciones transtibiales. En los unilaterales, independientemente del miembro amputado, fue posible observar que los dos miembros quedaron desalineados, demostrándose con ello que la amputación compromete a ambos miembros.
En los amputados transtibiales el valor medio de los picos de aceleración en las prótesis era más alto respecto a los picos de aceleración tibial. En cuanto a los transfemorales, el valor promedio de los picos de aceleración fue más alto en la tibia. En los dos amputados de rodilla se observó que los picos más altos correspondieron al miembro con prótesis. En el sujeto desarticulado de la cadera, el miembro con prótesis recibió mayores picos que el miembro sano. En las personas con agenesia, el miembro con prótesis también recibió mayores picos, destacándose los altos valores de los demás sujetos evaluados. La rodilla del miembro con amputación en los transtibiales tuvo la temperatura más alta en relación al miembro íntegro con diferencia significativa (p=0,001). La extremidad del muñón presentó temperaturas máximas que llegaron a 32,78 ºC.
