Descripción general
Cadera artificial
Cadera artificial
Las prótesis de cadera están diseñadas para imitar la acción de la rótula de la articulación de la cadera. Durante la cirugía para reemplazo de la cadera, el cirujano quita las partes enfermas o dañadas de la articulación de la cadera e introduce la articulación artificial.
Durante el reemplazo de cadera, un cirujano retira las secciones dañadas de la articulación de la cadera y las reemplaza con piezas que, por lo general, están fabricadas con metal, cerámica y un plástico muy duro. Esta articulación artificial (prótesis) ayuda a reducir el dolor y mejora la función.
También conocida como “artroplastia total de cadera”, la cirugía de reemplazo de cadera puede ser una opción para ti si el dolor de cadera interfiere en tus actividades diarias y los tratamientos no quirúrgicos no han ayudado o ya no son eficaces. El daño por artritis es el motivo más frecuente por el cual se necesita un reemplazo de cadera.
Productos y servicios
- Boletín informativo: Mayo Clinic Health Letter — Edición digital
- Mayo Clinic Family Health Book (Libro de Mayo Clinic sobre la salud familiar), 5.ª edición
- Opciones de asistencia para caminar y moverse en la Tienda de Mayo Clinic
- Un libro: Mayo Clinic Guide to Arthritis (Guía de Mayo Clinic sobre la artritis)
Por qué se realiza
Las afecciones que pueden dañar la articulación de la cadera, que a veces requieren una cirugía de reemplazo de cadera, se incluyen las siguientes:
- Artrosis. Comúnmente conocida como “artritis por desgaste”, la artrosis daña el cartílago resbaladizo que reviste los extremos de los huesos y que ayuda a que las articulaciones se muevan con facilidad.
- Artritis reumatoide. La artritis reumatoide es provocada por un sistema inmunitario hiperactivo. Esta enfermedad produce un tipo de inflamación que puede erosionar el cartílago y, ocasionalmente, el hueso subyacente, lo que da lugar a articulaciones dañadas y deformadas.
- Osteonecrosis. Si hay una irrigación sanguínea inadecuada en la parte esférica de la articulación de la cadera, que podría ser el resultado de una dislocación o fractura, el hueso podría colapsar y deformarse.
El reemplazo de cadera puede ser una opción si el dolor de cadera:
- persiste a pesar de los analgésicos;
- empeora al caminar, incluso con un bastón o con un andador;
- interfiere en el sueño;
- afecta la capacidad de subir y bajar escaleras,
- dificulta la capacidad de levantarte cuando estás sentado.
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Riesgos
Los riesgos asociados con la cirugía de reemplazo de cadera pueden incluir:
- Coágulos sanguíneos. Después de la cirugía pueden formarse coágulos en las venas de la pierna. Esto puede resultar peligroso, ya que una parte del coágulo puede desprenderse y trasladarse al pulmón, el corazón o, rara vez, el cerebro. Los medicamentos anticoagulantes pueden reducir este riesgo.
- Infección. Pueden producirse infecciones en el lugar de la incisión y en los tejidos más profundos próximos a la nueva cadera. La mayoría de las infecciones se tratan con antibióticos, pero una infección grave cercana a la nueva cadera podría requerir cirugía para extraer y reemplazar las piezas artificiales.
- Fractura. Durante la cirugía, partes sanas de la articulación de la cadera podrían fracturarse. A veces las fracturas son lo suficientemente pequeñas como para curarse por sí solas, pero las fracturas más grandes podrían necesitar que se estabilicen con alambres, tornillos y, posiblemente, una placa metálica o con injertos de hueso.
- Dislocación. Ciertas posiciones pueden causar que la esfera de la nueva articulación se salga de la cavidad, especialmente en los primeros meses después de la cirugía. Si la cadera se disloca, un aparato ortopédico podría ayudar a mantenerla en la posición correcta. Si la cadera continúa dislocándose, podría requerirse una cirugía para estabilizarla.
- Cambio en la longitud de la pierna. Los cirujanos se encargan de tomar medidas para evitar este problema; pero, en ocasiones, una nueva cadera puede provocar que una pierna sea más larga o corta que la otra. A veces, esto se produce por una contractura de los músculos que rodean la cadera. En estos casos, fortalecer y estirar esos músculos de forma progresiva podría resultar de ayuda. Por lo general, pequeñas diferencias en la longitud de las piernas no se notan después de unos meses.
- Aflojamiento. Si bien esta complicación es poco común con los implantes más nuevos, la nueva articulación podría no fijarse de forma sólida al hueso o podría aflojarse con el paso del tiempo, provocando dolor en la cadera. Puede ser necesaria una cirugía para solucionar este problema.
- Lesión en los nervios. En raras ocasiones, los nervios en el área donde se coloca el implante pueden lesionarse. El daño en los nervios puede causar entumecimiento, debilidad y dolor.
Necesidad de un segundo reemplazo de cadera
La cadera protésica puede desgastarse con el tiempo, especialmente en personas que se someten a una cirugía de reemplazo de cadera cuando son relativamente jóvenes y activas. Si esto sucede, es posible que eventualmente necesites un segundo reemplazo de cadera. No obstante, los materiales actuales permiten que los implantes duren más tiempo.
Cómo prepararse
Antes de la operación, tendrás un examen con el cirujano ortopédico. El cirujano puede:
- pedirte información sobre los medicamentos que estás tomando y sobre tus antecedentes médicos;
- examinarte la cadera, prestando atención en la amplitud de movimiento de la articulación y la fuerza de los músculos que la rodean,
- pedirte análisis de sangre y una radiografía. Muy rara vez se piden imágenes por resonancia magnética.
Durante esta cita, haz todas las preguntas que tengas sobre el procedimiento. Asegúrate de saber qué medicamentos debes evitar o continuar tomando durante la semana anterior a la cirugía.
Debido a que el consumo de tabaco puede interferir en la recuperación, es recomendable que dejes de consumir productos con tabaco. Si necesitas ayuda para dejar de fumar, habla con el médico.
Lo que puedes esperar
Cuando te registres para la cirugía, se te pedirá que te quites la ropa y te coloques una bata hospitalaria. Se te administrará una epidural, que adormece la mitad inferior del cuerpo, o un anestésico general, que te adormecerá.
El cirujano también podría inyectarte un anestésico alrededor de los nervios o alrededor de la articulación para ayudar a bloquear el dolor después de la cirugía.
Durante el procedimiento
El procedimiento quirúrgico se puede completar en dos horas. Para realizar un reemplazo de cadera, el cirujano:
- hace una incisión en la cadera, a través de las capas de tejido;
- elimina el hueso y el cartílago enfermos y dañados, y deja el hueso sano intacto;
- coloca el implante de reemplazo en el hueso pélvico,
- inserta un vástago metálico en la parte superior del fémur, que luego se tapa con una bola de reemplazo.
Después del procedimiento
Después de la cirugía, se te trasladará a un área de recuperación durante unas horas mientras desaparece el efecto de la anestesia. El personal médico controlará tu presión arterial, pulso, estado de alerta, dolor o nivel de comodidad y tu necesidad de tomar medicamentos.
Se te pedirá que respires profundamente, tosas o soples en un dispositivo para mantener el líquido fuera de los pulmones. El tiempo de tu estadía después de la cirugía depende de tus necesidades individuales. Muchas personas pueden irse a casa ese mismo día.
Más información
- ¿Es el reemplazo articular ambulatorio una opción segura?
Prevención de coágulos sanguíneos
Después de la cirugía de reemplazo de cadera, por un tiempo tendrás un mayor riesgo de que se formen coágulos sanguíneos en las piernas. Las medidas posibles para prevenir esta complicación incluyen las siguientes:
- Movilizarse pronto. Es recomendable que te sientes y camines con muletas o un andador poco después de la cirugía.
- Aplicar presión. Tanto durante la cirugía como después, puedes usar medias de compresión elásticas o mangas inflables en la parte inferior de las piernas. Las mangas inflables aprietan y liberan las piernas. Esto evita que se acumule sangre en las venas de las piernas, lo que disminuye la probabilidad de que se formen coágulos.
- Medicamentos anticoagulantes. Después de la cirugía, el cirujano podría recetarte un anticoagulante inyectable u oral. Según la prontitud con la que camines, tu grado de actividad y tu riesgo general de presentar coágulos sanguíneos, podrías necesitar anticoagulantes durante varias semanas más después de la cirugía.
Fisioterapia
La actividad y el ejercicio diarios pueden ayudarte a recuperar el uso de la articulación y los músculos. El fisioterapeuta puede recomendarte ejercicios de fortalecimiento y de movilidad y enseñarte a usar un dispositivo para caminar, como un andador, un bastón o unas muletas. A medida que la terapia avance, aumentarás progresivamente la cantidad de peso que pones en tu pierna hasta que puedas caminar sin ayuda.
Recuperación en casa
Antes de irte del hospital, tú y las personas responsables de tu cuidado recibirán consejos sobre cómo cuidar de tu nueva cadera. Para una transición sin complicaciones:
- Pide a un amigo o familiar que te prepare algunas comidas de antemano.
- Coloca los artículos de uso diario a la altura de la cintura, así no tendrás que agacharte ni estirarte para alanzarlos.
- Considera conseguir un asiento de inodoro elevado y una silla de ducha para tu recuperación en casa.
- Pon el teléfono, los pañuelos, el control remoto de la televisión, los medicamentos y los libros cerca del área donde pasarás la mayor parte del tiempo durante la recuperación.
Resultados
La recuperación total de un reemplazo de cadera varía de persona a persona, pero la mayoría lo logra tres meses después de la cirugía. Las mejoras suelen continuar durante el primer año después de la cirugía.
La nueva articulación de la cadera puede reducir el dolor y aumentar la amplitud de movimiento de esta. Pero no pienses que podrás hacer todo lo que podías hacer antes de que la cadera se volviera dolorosa.
Las actividades de alto impacto, como correr y jugar al baloncesto, pueden ser demasiado estresantes para la articulación artificial. Con el tiempo, la mayoría de las personas pueden participar en actividades de bajo impacto, como nadar, jugar al golf o andar en bicicleta.
Estudios clínicos
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Escrito por el personal de Mayo Clinic